Nacer: morir a la coherencia y plenitud de nuestra existencia prenatal, venir del allí al aquí. Morir: ¿irse de aquí, nacer allí, en el otro lado? Nacer y morir, ¿dos lados, dos aspectos de un movimiento similar, del mismo movimiento?
Jaap van der Wal (1)
Inspiramos al nacer y expiramos al morir, entre inspiración y expiración la vida. Una primera ignición (2) intrauterina en la concepción que representa los primeros pasos en la encarnación, una segunda ignición extrauterina al inspirar naciendo al mundo exterior y, posiblemente, una tercera ignición al morir, desalojar el cuerpo y desencarnar. ¿Qué o quien nace y que o quien muere?, esa es la cuestión.
Dicen que la muerte es el final o también que la muerte es la última frontera, más allá hay un mundo imaginario e inexplorado, toda una aventura para los tanatonautas (3). Nacemos y morimos y entre estos dos acontecimientos transcurre el proceso que llamamos vida. Sabemos que una nueva criatura viene a este mundo conocido y tras años de medicalización del parto hemos comprendido las bondades de acompañar el nacimiento respetando su flujo y sin realizar más intervenciones que las estrictamente necesarias. Cuando alguien se marcha, aunque no sabemos a donde va también podemos acompañar este proceso para facilitar la partida, la última experiencia en este cuerpo material.
El embriólogo Jaap van der Wall nos habla del paralelismo entre el nacer y el morir, pues nacer es morir a un mundo prenatal y morir es nacer a un mundo postvital. Poco importan nuestras creencias, tanto da si todo se acaba con la muerte, como una vela que se apaga, como si el viaje prosigue y nuestra conciencia continúa su proceso fuera del vehículo carnal, lo que importa es el acompañamiento de ese proceso, facilitar y apoyar una partida tranquila y liberadora.
El desconocimiento o la incredulidad sobre una vida después de la muerte no es garantía de su inexistencia. Todas las espiritualidades del planeta han hablado de ello y es uno de los aspectos que identifican al género humano como línea evolutiva que se diferencia del resto de simios antropoides: el respeto a los muertos, a los antepasados, los ritos funerarios y la creencia en un destino post mortem. Aunque no hay nada cerrado al respecto, pues el investigador Edwin Van Leuwen (4) del Instituto Max Planck de Psicolingüística en Holanda, ha detectado en el transcurso de sus investigaciones sobre las relaciones sociales y flexibilidad del comportamiento de los primates, conductas de respeto y tratamiento de los cadáveres en un grupo de chimpancés.
De vuelta a lo humano, se trata de acompañar en este tránsito a la persona que va a partir, facilitándole conectar con la calma y la tranquilidad. A veces la sensación de estar acompañado por tu gente en esos momentos decisivos, es una fuente de seguridad, un anclaje para afrontar la experiencia, especialmente si esa presencia familiar apoya el tránsito manejando la proyección del propio miedo y el dolor por la pérdida. Conforme se acerca el final, como en el apego seguro infantil (5) el Ser, desde la seguridad y la calma del ambiente, podrá explorar solo, sin ataduras, un nuevo horizonte.
En torno a la experiencia de la muerte siempre nos vamos a encontrar con el sentimiento de pérdida por parte de amigos y familia, que también precisa ser contenida, tratando de que esa aflicción envolvente no dificulte la partida, aunque duela la pérdida, la experiencia trascendental es del que parte. La muerte nos devuelve a la humildad de nuestra existencia efímera y al hecho de que no es una opción, es una cita ineludible, una experiencia implícita a la vida, a la que podemos aproximarnos con atención consciente para prepararnos con tiempo suficiente.
Las circunstancias de la partida también dependen de la historia personal del afectado, de su biografía, condicionando su capacidad de afrontar este último reto. La sombra, los aspectos inconscientes, muchas veces heredados familiar o culturalmente, que limitan y que no se han resuelto a lo largo del periplo vital, pueden condicionar la forma de morir al igual que el parto se puede ver influenciado por las cuestiones emocionales, pendientes de resolver, de los progenitores. La base de toda experiencia humana es la biología mamífera que gobierna nuestros instintos y que nunca ha dejado de conducirnos por el sendero de la conservación de la vida, sobre ella se articula cultura y civilización que, aun siendo una ventaja evolutiva, en ocasiones bloquea el flujo natural y nos desequilibra o enferma.
Tomando como referencia el paralelismo entre el nacimiento y la muerte, sugerimos algunos enfoques para acompañar las partidas
- Generar un entorno tranquilo y seguro, con ausencia de estímulos que alteren o alerten, propiciando ambientes oxitocínicos no adrenalínicos (6): entorno seguro, luz suave, calidez, música relajante, contacto suave, conversación empática, presencia apaciguadora, elementos familiares no invasivos…
- Proteger el espacio del disturbio, el escándalo y los comentarios de la gente apenada por la pérdida, evitar hablar del funeral o de temas similares delante del enfermo que parece inconsciente o del recién fallecido.
- Tener en cuente que al igual que, como nos muestra Michel Odent (7), los opiáceos y fármacos anestésicos pueden alterar el parto natural e influir al futuro infante, las sedaciones en enfermos terminales, especialmente las que se dan sin consentimiento explícito del enfermo cuando este aún puede realizar algunas funciones como comer o desplazarse, etc.. también pueden alterar ese tránsito, ese nacimiento a otra realidad, dejándole partir en la total inconsciencia. Sin olvidar que también, a veces, se dan situaciones en las que es obligado utilizar la sedación por el bien del enfermo. Nada está bien o mal, todo va a depender de las circunstancias. Podemos prioritariamente facilitar el flujo, pero cuando se perciba o se decida necesario para el proceso puede ser adecuado utilizar fármacos, substancias, intervenciones quirúrgicas o cualquier otro recurso a nuestro alcance.
- Tener la suficiente paciencia para acompañar estos procesos, sin prisas, sin adrenalina, con contención y compasión.
- El dolor físico y el dolor existencial conforman la vivencia del dolor. El primero normalmente se trata con opiáceos pero existen otras alternativas menos narcotizantes como la acupuntura. El dolor existencial agrava el físico y posiblemente derive de las cuestiones pendientes y del miedo, que se hacen patentes ante un final cierto. Calmando el dolor existencial la vivencia del dolor se transforma haciéndose más llevadera.
- Cuando llega el final, la agonía, cuando el cuerpo físico inicia su disolución y los lazos con la carne se debilitan se considera que es mejor que no haya contacto físico para no crear resistencias y que la partida sea más fácil.
Esta cascada de propuestas es solo un punto de partida, una simplificación orientadora que diría Ken Wilber (8), sobre la que construir o desarrollar el acompañamiento de estos trances. No existen los protocolos, solo estar abierto a lo impredecible con una disposición de acompañar con respeto, sin juicios, empatía y coherencia (9).
Muchas son las dudas cuando hablamos de algo que no conocemos de primera mano, sabemos de las experiencias próximas a la muerte: personas que han vuelto y nos hablan de una película rápida de sus vidas, de un túnel, de un fondo de luz con una comitiva de seres queridos que los reciben al otro lado, etc. Pero son historias de gente que ha vuelto, como opinan muchos neurocientíficos como Antonio Damasio (10), su cerebro les puede haber engañado para atenuar el dolor o se producen por el déficit de oxígeno en el sistema nervioso central, por el vertido de dopamina, endorfina, noradrenalina (11) y otras substancias, etc. Investigadores con formación científica también han sido los precursores en el estudio de las experiencias cercanas a la muerte (ECM), como la psiquiatra suiza Elizabeth Kubler-Roos (12) o el médico psiquiatra estadounidense Raymond Moody (13) y más recientemente otros científicos como el cardiólogo holandés Pim Van Lomnel (14) o el oncólogo estadounidense Jeffrey Long(15), todos ellos expertos en las ECM confirman la coherencia de estas experiencias y su universalidad, aunque la neurociencia no las puede explicar, narrando, incluso, algunos casos en los que se ha producido conciencia mientras no había función cerebral, hecho científicamente improbable.
Es cierto, nadie ha vuelto realmente del más allá a contarnos que ocurre, sólo conocemos algunos testimonios subjetivos y relatos populares que nos cuentan sobre la posibilidad de que la conciencia permanezca cuando el cuerpo físico muera.
Se sabe que lo último que se pierde es el sentido del tacto y del oído y que a pesar de la aparente inconsciencia hay un sistema neuroceptivo (16) que continúa recogiendo impresiones que la persona recibe y que le provocan reacciones casi intangibles a la percepción no entrenada, por ello es aconsejable seguir hablándole y acariciándole a pesar de que algunos opinen de que ya no hay conciencia. Se le puede acariciar sin afán de retener, susurrarles palabras de amor, contener su experiencia, aportando armonía en su entorno, ofreciendo un soporte compasivo y atenuando su comprensible miedo a lo desconocido, a la perdida de todo con lo que se identificaba en vida.
Podemos crear, con nuestra presencia, un campo de resonancia con las mareas mas sutiles y con la quietud dinámica que facilite a la persona en tránsito conectar con esas fuerzas universales que le acompañan desde antes del nacimiento y que le van a permitir soltar sus resistencias, entrar en calma y penetrar con consciencia en el Misterio.
Este artículo lo dedicamos a nuestro amigo Adolfo que ya partió, que el viaje te sea grato y que nos volvamos a ver.
Abril de 2017
Agradecemos las aportaciones de Alicia Fontanillo y Valia para la redacción de este artículo.
Francisco Sánchez Molinero y Verónica Fajardo Bernabeu
Escuela Nayad
NOTAS
(1)Jaap Van Der Wal es investigador y especialista en anatomía y embriología por las universidades de Utrecht y Maastrich (Holanda). Su principal interés es el desarrollo del embrión humano, la evolución y la genética.
(2) La ignición es una explosión de energía en forma de espiral
(3) Respeto, empatía y coherencia son las características de un buen terapeuta según Carl Rogers (1902-1987), unos de los padres de la psicología humanista.
(4)Edwin Van Leuwen es miembro del departamento de lenguaje y cognición del Instituto Max Planck de psicolinguistica en holanda y lleva sus investigaciones en un santuario de chimpancés en Zambia.
(5) Concepto de apego ideado en la Teoría del apego por el psicoanalista inglés John Bowlby (1907-1990) y desarrollado posteriormente por su discípulo Mary Ainsworth (1913-1999)
(6)La oxitocina es un neurotransmisor producido por el hipotálamo y vertido por la neurohipofisis, es fundamental para el sistema de involucración social y se le considera la hormona del amor. La adrenalina es producida por la medula suprarrenal y se produce en situaciones de estrés, alerta y en general para la activación rápida de la acción, ambos muy presentes en el parto
(7) Michel Odent es un médico obstetra francés, y uno de los defensores más notables del parto natural, entendido como aquel parto en el que la intervención externa es la mínima posible. La web www.primalhealthresearch.com es una base datos sobre la salud primal altamente recomendable, al igual que toda su obra escrita en especial “El bebe es un mamifero” (edit Ob Stare)
(8) Ken Wilber (1949), licenciado en bioquímica es un escritor estadounidense cuyos intereses versan principalmente sobre filosofía, psicología, religiones comparadas, historia, ecología y misticismo, fundador del Integral Institute.
(9) Viajeros de la muerte (Tanatos es la deidad griega de la muerte, gemelo de Hipnos, el sueño, y nauta es viajero o navegante)
(10) António Damásio(1944) es médico neurólogo de origen portugués., investigador, entre otros temas, del origen biológico de la conciencia. Sus obras mas conocidas son “El error de Descartes” y “En busca de Spinoza” publicadas por Editorial Crítica.
(11) Neurotransmisores que actúan en las sinapsis neuronales y que pueden provocar sensaciones similares a las descritas en las ECM
(12) Elisabeth Kübler Ross (1926-2004) fue una psiquiatra y escritora suizo-estadounidense, una de las mayores expertas mundiales en la muerte, personas moribundas y los cuidados paliativos
(13) Raymond A. Moody, Jr. (1944-) es médico psiquiatra y licenciado en filosofía. Es también un autor famoso de libros como Vida después de la vida y Regresiones.
(14) Willem van Lommel o Pim van Lommel (1944-) es un cardiólogo y científico holandés de la Universidad de Utrecht
(15) Jeffrey Long, oncólogo en un hospital de Louisiana, es autor e investigador estadounidense en el fenómeno de las experiencias cercanas a la muerte(ECM).autor de Evidence of the Afterlife: The Science of Near-Death Experiences En 1998, fundó la Fundación de Investigación de la Experiencia de la Muerte Cercana
(16) Neurocepción es un concepto acuñado por el neurofisiólogo Stephen Porges (1944)) de la Universidad de Illinois que explica la capacidad de nuestro organismo de percibir sin por ello pasar por la consciencia, se trata de circuitos neuronales que se encargan, en otras cosas, de distinguir situaciones o personas que no son de confiar, peligrosas o amenzantes para la vida.